La financiación local es una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra democracia. Herederos de una dictadura con un Estado centralizado hasta el extremo, las sucesivas reformas administrativas y la nueva configuración del Estado de las Autonomías nos han hecho avanzar mucho, pero mayor aún es el camino por recorrer.
Nuestra sociedad demanda, y exige, unos servicios públicos de calidad que cubran un amplísimo abanico de necesidades relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos y ciudadanas. Y en primera línea de la atención a la ciudadanía están, siempre, los ayuntamientos.
Una gran cantidad de competencias y servicios han sido transferidos, directa o indirectamente, a las corporaciones locales. Sin embargo, este nuevo volumen de gestión pública no ha sido correspondido de forma proporcional, con la financiación adecuada, por las comunidades autónomas y el Gobierno central.
Los alcaldes, en nuestro día a día, tratamos con muchas personas para las que su ayuntamiento es el principio y el fin de la Administración Pública, el organismo al que dirigen sus necesidades, inquietudes y peticiones. Y, en efecto, ya es normal que los ayuntamientos gestionen la inmensa mayoría de los trámites administrativos y ofrezcan la inmensa mayoría de los servicios, sosteniendo de esta manera la responsabilidad final de mantener e incrementar la calidad de vida de la población.
A las corporaciones locales se les pide contención en lo recaudatorio, limitación en el gasto (¿gasto o inversión?), bajos índices de endeudamiento y extraordinarios resultados en la gestión de los servicios. En esta cadena de necesidades faltan por encajar los recursos financieros que han de sufragar todas y cada una de las actuaciones que se llevan a cabo en los ayuntamientos, y que les han sido encomendadas sin cubrir su coste.
La reforma de la financiación local ha sido calificada como una de las tareas pendientes para esta legislatura, tal y como ha expresado el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y figura en el Programa Marco del PSOE de las pasadas elecciones municipales. La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) también se ha pronunciado al respecto, abogando por un gran acuerdo político. La actual situación económica puede entorpecer esta agenda, por supuesto, pero es de esperar que no suponga un obstáculo insalvable para resolver de una vez por todas el último nudo gordiano de la descentralización del Estado democrático.
El bienestar social, la calidad de vida, la solidaridad y el progreso en todos los ámbitos de la vida de las personas pueden experimentar un impulso decisivo con la reforma de la financiación local. Conscientes de la importancia de esta cuestión, los alcaldes socialistas llevamos años trabajando junto con nuestro partido para llegar a un gran acuerdo que englobe a todas las fuerzas políticas.
Ricardo Millán Gómez
Alcalde de Antequera
Nuestra sociedad demanda, y exige, unos servicios públicos de calidad que cubran un amplísimo abanico de necesidades relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos y ciudadanas. Y en primera línea de la atención a la ciudadanía están, siempre, los ayuntamientos.
Una gran cantidad de competencias y servicios han sido transferidos, directa o indirectamente, a las corporaciones locales. Sin embargo, este nuevo volumen de gestión pública no ha sido correspondido de forma proporcional, con la financiación adecuada, por las comunidades autónomas y el Gobierno central.
Los alcaldes, en nuestro día a día, tratamos con muchas personas para las que su ayuntamiento es el principio y el fin de la Administración Pública, el organismo al que dirigen sus necesidades, inquietudes y peticiones. Y, en efecto, ya es normal que los ayuntamientos gestionen la inmensa mayoría de los trámites administrativos y ofrezcan la inmensa mayoría de los servicios, sosteniendo de esta manera la responsabilidad final de mantener e incrementar la calidad de vida de la población.
A las corporaciones locales se les pide contención en lo recaudatorio, limitación en el gasto (¿gasto o inversión?), bajos índices de endeudamiento y extraordinarios resultados en la gestión de los servicios. En esta cadena de necesidades faltan por encajar los recursos financieros que han de sufragar todas y cada una de las actuaciones que se llevan a cabo en los ayuntamientos, y que les han sido encomendadas sin cubrir su coste.
La reforma de la financiación local ha sido calificada como una de las tareas pendientes para esta legislatura, tal y como ha expresado el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y figura en el Programa Marco del PSOE de las pasadas elecciones municipales. La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) también se ha pronunciado al respecto, abogando por un gran acuerdo político. La actual situación económica puede entorpecer esta agenda, por supuesto, pero es de esperar que no suponga un obstáculo insalvable para resolver de una vez por todas el último nudo gordiano de la descentralización del Estado democrático.
El bienestar social, la calidad de vida, la solidaridad y el progreso en todos los ámbitos de la vida de las personas pueden experimentar un impulso decisivo con la reforma de la financiación local. Conscientes de la importancia de esta cuestión, los alcaldes socialistas llevamos años trabajando junto con nuestro partido para llegar a un gran acuerdo que englobe a todas las fuerzas políticas.
Ricardo Millán Gómez
Alcalde de Antequera
